Discurso del Presidente en la OIT



DISCURSO DEL AGR. FERNANDO IBARRA SERRANO PRESIDENTE DE LA CEDOC-CLAT Y DELEGADO TITULAR POR LOS TRABAJADRES DEL ECUADOR ANTE LA 95ava CONFERENCIA INTERNACIONAL DE LA OIT.

Señor Presidente.
Distinguidos Miembros de la Mesa Directiva.
Señoras y Señores Delegados a esta 95ava Conferencia Internacional de la OIT.



Oratoria
El Señor Director este año nos presenta una memoria que como el mismo, con mucha razón, califica de diferente, en el que aborda con su acostumbrada claridad y visión los nuevos desafíos que la OIT tiene que afrontar: en el ámbito internacional, el reto de promover el trabajo decente y lograr que en el plano nacional los gobiernos, en conjunto con los actores del tripartismo, asumamos con responsabilidad este reto; el 8 de junio en esta magna asamblea, tuvimos el privilegio de escuchar la reflexiones brillantes de un estadista universal como lo es el Presidente de Costa Rica, Dr. Oscar Arias Sánchez, quien nos habló sobre la trascendencia e importancia impostergable de crear trabajo decente para nuestros pueblos, como elemento incuestionable en toda estrategia de combate a la pobreza, de realización plena de la democracia y elemento básico para la consolidación de la paz y la seguridad ciudadana.

Esta conferencia nos revitaliza con su espíritu tripartito, más, cuando revisamos los informes de la comisión de expertos y escuchamos las argumentaciones de los gobiernos sobre los casos que se analizan en la Comisión sobre la aplicación de Normas, nos desconcertamos ante las ofertas reiteradamente incumplidas por gobiernos como el del Ecuador, que en el plano nacional se traduce en violaciones a las normas de la OIT.

En el Ecuador los trabajadores pagamos las consecuencias de un sistema laboral cada vez mas flexibilizado, que solo genera trabajo precario, por lo tanto más pobreza y  migración. Como aspirar a trabajo decente cuando se violan convenios esenciales como el 87 sobre libertad sindical y 98 sobre contratación colectiva.



 El Ministerio del Trabajo, violando expresas normas constitucionales, laborales y el convenio 87 de la OIT, negó sin razón legal alguna el registro de la personería jurídica al Sindicato de Trabajadores del Registro de la Propiedad del Cantón Quito, dejando sin garantías laborales a los trabajadores que laboran para dicha institución por más de 15 o 20 años y privándolos también de acceder a la contratación colectiva.
El gobierno nada hace para reformar las leyes que establecen  límites a los incrementos salariales que libremente deben ser pactados entre los patronos y los trabajadores, caso concreto, las enormes trabas que para ejercer el derecho de contratación colectiva tienen los trabajadores del sector público, quienes deben someterse a dictámenes de la Procuraduría General del Estado y los incrementos salariales deben sujetarse a los límites previamente determinados por la Secretaría Nacional de Remuneraciones, con lo cual la convención colectiva es solo un instrumento decorativo, situación que viene siendo observada por la OIT  y que el gobierno no ha tomado medidas para subsanarlo. Se mantiene vigente un Reglamento promulgado por decreto ejecutivo que regula el trabajo por horas, en el que se autoriza a los empleadores a contratar por esta modalidad hasta un 75% de la nómina de trabajadores que requieran para desarrollar su actividad, si a esto le sumamos que otro Reglamento dictado por esta misma vía, posibilita contratar por medio de la intermediación laboral o tecerización hasta otro 75 %, podemos afirmar que en el Ecuador la estabilidad laboral es una quimera, es cosa del pasado.

El tripartismo, es irrespetado por el gobierno de conformidad con su política fiscal, tanto es así, que en el Consejo Nacional de Salarios, se pacta el incremento en 30 Dólares y el Ministro del Trabajo, desconociendo la resolución del Consejo de Salarios, lo fija en 10 Dólares, generándose un enfrentamiento paralelo con empleadores y trabajadores.

El Ecuador es un escenario de contradicciones, con una cultura de confrontación, que resulta letal para nuestros afanes de desarrollo con justicia social; sin embargo, reconocemos los esfuerzos del Ministro de Trabajo  en cuanto a concensuar tripartitamente un Proyecto de Ley de Intermediación Laboral con el que se regula una actividad que se había utilizado como instrumento de explotación laboral; este proyecto ya fue aprobado por el Parlamento y remitido al Presidente de la República para su sanción y promulgación, que esperamos se concrete cuanto antes, como testimonio de seriedad gubernamental; en este punto, permítanme reconocer y agradecer públicamente el trabajo y apoyo brindado al Consejo Nacional del Trabajo por el Presidente de la Comisión de lo Laboral y Social del Congreso Ecuatoriano, Diputado Andrés Páez, joven político, que constituye una grata excepción en nuestra caduca clase política. Después de estas inéditas y positivas experiencias, los empresarios del sector industrial ponen en riesgo los esfuerzos que en los últimos tiempos realizamos los actores del tripartismo en el Consejo Nacional del Trabajo y otros estamentos estructurados para el proceso de diálogo social y que venían respondiendo adecuadamente a los principios de la OIT. El sector empresarial que participó con sus delegados tanto del acuerdo de incremento salarial como de la elaboración del proyecto de Ley sobre intermediación laboral, una vez que se acordaron los términos de los mismos, uno de sus máximos líderes, que no asiste directamente, sino que delega su participación, desconoce lo pactado y anuncian su retiro de todos los órganos de concertación instaurados para el diálogo social, rompen el proceso de concertación que ellos se comprometieron a impulsar y respetar, generando la idea que para este sector el tripartismo sólo es válido mientras salgan favorecidos unilateralmente su intereses.

En este marco nos será muy complejo a los trabajadores ecuatorianos coadyuvar a la generación de trabajo decente tan necesario e impostergable como lo han destacado en este foro universal sus ilustres oradores. Al parecer, el destino de los ecuatorianos más pobres es seguir el camino de la migración, del desarraigo y de la descomposición familiar. Esperamos que el esfuerzo realizado por la OIT en nuestro país, no sea en vano y que todos quienes amamos a nuestro Ecuador, compartamos una sola visión de país y asumamos una única misión, construir un país donde impere la justicia social, la paz, la libertad y la democracia real, donde el trabajo decente ocupe el centro de nuestras preocupaciones y acciones.